Eres una persona universitaria del mundo occidental en la década de los 60. Se te presenta la oportunidad de ingresar a un movimiento estudiantil. Por un lado, tienes al movimiento marxista-leninista y, por otro lado, tienes los movimientos vanguardistas.
Los movimientos marxistas-leninistas, inspirados por alcanzar una sociedad llena de superhumanos desde la concepción nietzsheana, buscaban forjar personas con gran compromiso ideológico-moral. Ser fuerte, heroico y grandilocuente para ayudar al más vulnerable era el camino a la prosperidad igualitaria y a la resistencia de la difusión de los valores burgueses.
Por otro lado, tienes los movimientos vanguardistas. El vanguardismo, de claras influencias dadaístas y surrealistas, promovía la burla de lo patriótico, el heroísmo y lo tradicional. Ser hedonista y desentenderse por grandes causas era el camino a la revolución y la liberación juvenil de estructuras capitalistas.